Estos son unos artilugios que al verlos en fotos o películas
siempre me habían fascinado, así que me puse manos a la obra y en tres días
quedó casi acabado.
Nota: Haz clic en las fotografías para
ampliarlas.
Como podéis observar, la estructura central es de madera
tipo DM, de 8 mm de grosor, y el mecanismo de arrastre e impresión está montado
sobre un cuadrado de metacrilato, material con el que también he construido
las guías de la cinta de papel y el soporte de un rotulador de tinta no
permanente recortado que hace la función de cabezal impresor.
El sistema de arrastre de la cinta está formado por un pequeño
motor con reductora procedente del objetivo de una cámara de video de desguace,
cuyo engranaje final presiona la cinta contra un rodillo de presión de casette.
La velocidad de arrastre, con una alimentación de 6 volts, es aproximadamente de
70 cm. por minuto.
Para volver la cinta hacia atrás o montar una de nueva, basta empujar el
rodillo presor con el dedo y pasarla entre dicho rodillo y el engranaje
superior. Debo decir que dicho engranaje actúa sólo a fricción, ya que la
cinta de papel no tiene ninguna perforación donde puedan encajar sus dientes.
En cuanto al resto del material, estoy seguro que más de uno ya se habrá
dado cuenta del detalle: el tambor es de un viejo proyector de cine de 8 mm. y
la cinta de papel, aún más fácil: de serpentinas de verbena pegadas una tras
otra hasta alcanzar una “serpiente” de unos 35 metros en total.
El solenoide de impresión es uno de mis típicos “hand
made”, bobinados con hilo de 0.2 mm. sobre un núcleo obtenido de un interruptor
magnetotérmico estropeado. Y el funcionamiento es el siguiente:
1) Cuando el solenoide recibe tensión, proveniente de
una línea telegráfica, un manipulador morse o de un receptor a cohesor de
Branly, hace subir su núcleo de hierro dulce, que empuja la cinta de papel
hacia arriba, cerrando el interruptor de arrastre de cinta y presionándola
además contra la punta del rotulador, con lo que el punto queda marcado
claramente.
He preferido un sistema de arranque autómatico de la
cinta de papel a un interruptor manual, ya que de esta manera se economiza
mucha cinta y el sistema parece más acabado.
2) Viendo la imagen, se puede pensar que al cesar la
tensión sobre el solenoide, el motor de arrastre se parará instantaneamente,
con lo que el siguiente signo se imprimirá sobre el anterior, pero en
realidad no es así, ya que al tener mucha reducción, el motor conserva una
cierta inercia que hace girar el engranaje unos 3 u 4 milímetros, con lo
que queda tal espacio en blanco sobre el papel. De todas formas, el tiempo
de parada posterior a una activación, y por tanto el avance máximo del papel
en ausencia de señal, se puede regular mediante un condensador electrolítico
en paralelo con el motor. He comprobado que un valor de 4.700 microfaradios
es perfecto para una tensión entre 3 y 6 volts y proporciona unos 8 mm. de
margen.
En este montaje de prueba, he conectado el registrador
directamente a un manipulador morse, y el resultado ha sido perfecto. Con el
receptor a cohesor he tenido algunos problemas derivados de que, dichos
receptores entregan impulsos demasiado breves que apenas dan tiempo a que el
motor coja revoluciones, y la velocidad de arrastre disminuye mucho, llegando
incluso a detenerse y repetir el punto de impresión. Aunque, en realidad,
pienso que este contratiempo será fácil de solucionar mediante un relé que
actúe como monoestable de tiempo mínimo.
En la vista trasera se puede observar el tamaño reducido
del motor y parte del cableado, que aún no es definitivo, ya que sobre la
plataforma debo montar el pack de baterías, el sistema de ajuste de tiempo
de parada y los terminales roscados de entrada para conectar este equipo a
los demás.
Y ahí va esta vez mi saludo para todos en un formato
distinto; en puro código Morse impreso en la cinta de mi nuevo registrador.
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